Comunidad
Me costó entrar en calor con el grupo. Ellos ya venían ensayando desde hacía un par de meses, incluso algunos se conocían de obras anteriores. Mi introversión no era un buen match con el ritmo al que los coreógrafos los hacían trabajar. No quedaba mucho tiempo para socializar, lo cual hacía fracasar mi propósito de conocer gente nueva, y sin embargo había una pulsión inconsciente que me hacía seguir yendo cada semana.
Mi meta para ese invierno era encontrar un voluntariado, y mi única condición era que involucre una comunidad. No había muchas oportunidades con esas características que coincidan con mis horarios y mi nivel de japonés, entonces lo elegí casi por descarte. Nunca antes se me había cruzado por la cabeza hacer nada relacionado al mundo del teatro. Crecí en un pueblo sin teatro ni cine, y es difícil soñar con lo que no se conoce.
Y ahí estaba yo un 14 de enero gélido y gris entrando a la sala de ensayo pro primera vez, mientras me presentaban como la nueva Props Master de Nagoya Players. Elegí ese puesto porque se alineaba a mi timidez (no iba a tener que mostrar la cara) y porque sospechaba que involucraba mucha creatividad (y no me equivoqué).
Empezaron siendo dos horas cada domingo, y se fueron incrementando gradualmente hasta llegar a nueve en las semanas previas al show. Domingos enteros destinados a conseguirle los frasquitos de veneno, los trapos ensangrentados y las dagas que Romeo y Julieta necesitaban para hacer que su muerte se vea convincente.
Y cuando ya me estaba acostumbrando, cuando ya me sentía fluir y ser yo misma, llegó el fin de semana del estreno. Los cuatro shows a sala llena, con ovación, ramos de flores y regalos pasaron tan rápido que aún me cuesta creer que fueron reales. “El teatro tiene eso, es un arte efímero” me dijo Kory, y me caló profundo.
Buscar comunidad trajo el teatro a mi vida, y el teatro me dio comunidad. Ambos están en constante movimiento, ambos son pasajeros, fugaces, perecederos. Eso los hace tan interesantes como valiosos y transforma la nostalgia de este momento con esta gente, que jamás se va a repetir, en la alegría de haber salido de mi zona de confort para dejarme vivirlo.